La hora de San José, segundo aniversario
Dos años del programa La hora de San José
El pasado día 26 de abril de 2006 fue transmitido el programa 96 de La hora de San José. Y el hecho es significativo no por el número de emisiones alcanzadas por el programa radial josefino sino porque el día miércoles 21 de abril de 2004 tuve la oportunidad de salir al aire, por primera vez, con este programa dedicado a San José.
Aún recuerdo cuando don Gabriel, parte importante de la Radio Santa María de Guadalupe nos dijo: ¿Van a continuar con el programa de San José que hacía el padre Vicente? Esto fue en diciembre 2003, al final de la misa de despedida del padre Vicente Hernández, m. j., quien hizo, por año y medio, el programa Miércoles con San José. Yo tenía unos días de haber retornado a Chile y, vimos conveniente responder, el padre Gabriel y yo, en el mes de abril, debido a que necesitábamos programar nuestras actividades.
Sin darme cuenta, desde que aceptamos la responsabilidad de tomar un espacio josefino en la radio, a la fecha, pasaron ¡dos años!... y me remonto a los primeros programas que hice desde la parroquia San Juan Evangelista, vía telefónica. El programa era en directo, más no en vivo. El programa lo grababa un día martes y éste salía al aire al día siguiente. En algunas ocasiones lo grababa el mismo día unas horas antes ¿y por qué grabado? Por una razón obvia: no me sentía capaz de hacer un programa en vivo...
En algunas ocasiones las conexiones me fallaron y tuve que salir, arañando, con el programa, pues tenía preparados cantos y oraciones previamente editados... y si la conexión al audio fallaba ¡no quedaba más que salir a viva voz! Todo esto en ocasiones se hizo cuesta arriba; pero, gracias a Dios, todos estos contratiempos me regalaron la experiencia para ir dándole forma al programa.
Posteriormente, opte por grabar el programa aquí en casa y llevarlo editado a la radio un poco antes de salir al aire. En esta etapa tampoco faltarían los contratiempos: lograr que voz, música y todos los elementos quedaran nivelados; actuar rápido si el programa en el computador quedaba congelado, todo esto era peor si esto sucedía a la hora de la edición final... fue un tiempo de largas horas de preparación y de edición.
De los últimos meses del 2005 a la fecha, me “tiré” a hacer el programa en vivo. Y puedo decir que, gracias a Dios, a los consejos de Don Gabriel, Aldo, Jorge y de muchos amigos y amigas he aprendido lo técnico, que es una valiosa herramienta para introducir lo que es esencial: lo josefino.
El programa me ha dado la oportunidad de entrevistar a obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas, los cuales me han compartido parte de su vida y del papel que el Custodio del Redentor ha tenido en su historia. He tenido el gozo de mostrar, “fresquecitas”, en audio, algunas homilías dedicadas a San José pronunciadas por sacerdotes, obispos y últimamente, en traducción simultaneas por el Papa Benedicto XVI. Y, también en audio, alguno de los aportes, de los protagonistas, del últimos Simposio Internacional sobre San José.
Sin saber como he compartido con los auditores: libros, revistas, testimonios, noticias, producciones musicales dedicadas a San José así como también discos o cassettes que tienen algún tema josefino incluido. Además he tenido la dicha de extraer preciosas perlas josefinas del mar de la internet y ponerlas, a la contemplación del público, a través de las ondas radiales. Con mucho agrado he introducido a los radio escuchas en la riqueza de las revistas josefinas que nos proporcionan los centros josefinos del mundo. Esto es para mí un motivo de alegría pues siento que voy aprendiendo con los radio oyentes lo que acontece en el mundo josefino.
No dejo de pensar que todo esto, más que un motivo de orgullo, es una responsabilidad (Cfr. I Cor 9, 16), pues gracias a la lectura de muchos artículos y a la escucha de tantas reflexiones, de varios hermanas y hermanos, la figura del patriarca de Nazaret va mostrándome un tesoro que debo, necesariamente, compartir.
Le pido a Jesús que quiso vivir en la casa de María y José nos conceda que La hora de San José no sólo sea el título de un programa josefino sino la semilla del amor, cada vez más profundo, a su padre y protector.
P. Óscar m. j.
El pasado día 26 de abril de 2006 fue transmitido el programa 96 de La hora de San José. Y el hecho es significativo no por el número de emisiones alcanzadas por el programa radial josefino sino porque el día miércoles 21 de abril de 2004 tuve la oportunidad de salir al aire, por primera vez, con este programa dedicado a San José.
Aún recuerdo cuando don Gabriel, parte importante de la Radio Santa María de Guadalupe nos dijo: ¿Van a continuar con el programa de San José que hacía el padre Vicente? Esto fue en diciembre 2003, al final de la misa de despedida del padre Vicente Hernández, m. j., quien hizo, por año y medio, el programa Miércoles con San José. Yo tenía unos días de haber retornado a Chile y, vimos conveniente responder, el padre Gabriel y yo, en el mes de abril, debido a que necesitábamos programar nuestras actividades.
Sin darme cuenta, desde que aceptamos la responsabilidad de tomar un espacio josefino en la radio, a la fecha, pasaron ¡dos años!... y me remonto a los primeros programas que hice desde la parroquia San Juan Evangelista, vía telefónica. El programa era en directo, más no en vivo. El programa lo grababa un día martes y éste salía al aire al día siguiente. En algunas ocasiones lo grababa el mismo día unas horas antes ¿y por qué grabado? Por una razón obvia: no me sentía capaz de hacer un programa en vivo...
En algunas ocasiones las conexiones me fallaron y tuve que salir, arañando, con el programa, pues tenía preparados cantos y oraciones previamente editados... y si la conexión al audio fallaba ¡no quedaba más que salir a viva voz! Todo esto en ocasiones se hizo cuesta arriba; pero, gracias a Dios, todos estos contratiempos me regalaron la experiencia para ir dándole forma al programa.
Posteriormente, opte por grabar el programa aquí en casa y llevarlo editado a la radio un poco antes de salir al aire. En esta etapa tampoco faltarían los contratiempos: lograr que voz, música y todos los elementos quedaran nivelados; actuar rápido si el programa en el computador quedaba congelado, todo esto era peor si esto sucedía a la hora de la edición final... fue un tiempo de largas horas de preparación y de edición.
De los últimos meses del 2005 a la fecha, me “tiré” a hacer el programa en vivo. Y puedo decir que, gracias a Dios, a los consejos de Don Gabriel, Aldo, Jorge y de muchos amigos y amigas he aprendido lo técnico, que es una valiosa herramienta para introducir lo que es esencial: lo josefino.
El programa me ha dado la oportunidad de entrevistar a obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas, los cuales me han compartido parte de su vida y del papel que el Custodio del Redentor ha tenido en su historia. He tenido el gozo de mostrar, “fresquecitas”, en audio, algunas homilías dedicadas a San José pronunciadas por sacerdotes, obispos y últimamente, en traducción simultaneas por el Papa Benedicto XVI. Y, también en audio, alguno de los aportes, de los protagonistas, del últimos Simposio Internacional sobre San José.
Sin saber como he compartido con los auditores: libros, revistas, testimonios, noticias, producciones musicales dedicadas a San José así como también discos o cassettes que tienen algún tema josefino incluido. Además he tenido la dicha de extraer preciosas perlas josefinas del mar de la internet y ponerlas, a la contemplación del público, a través de las ondas radiales. Con mucho agrado he introducido a los radio escuchas en la riqueza de las revistas josefinas que nos proporcionan los centros josefinos del mundo. Esto es para mí un motivo de alegría pues siento que voy aprendiendo con los radio oyentes lo que acontece en el mundo josefino.
No dejo de pensar que todo esto, más que un motivo de orgullo, es una responsabilidad (Cfr. I Cor 9, 16), pues gracias a la lectura de muchos artículos y a la escucha de tantas reflexiones, de varios hermanas y hermanos, la figura del patriarca de Nazaret va mostrándome un tesoro que debo, necesariamente, compartir.
Le pido a Jesús que quiso vivir en la casa de María y José nos conceda que La hora de San José no sólo sea el título de un programa josefino sino la semilla del amor, cada vez más profundo, a su padre y protector.
P. Óscar m. j.
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