San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

28 octubre 2006

Entrevista con un gran hijo de santa Teresa: P. Jesús Castellano ocd. Pistas bíblicas para considerar a San José junto a María


Modelo de santidad universal

Entrevista al padre Jesús Castellano, ocd. Doctor en Teología y Espiritualidad, recientemente fallecido (+ 15 de junio de 2006).

¿Al fin del año del Rosario, cual “consigna” tenemos delante?

Antes que nada una Carta apostólica que deja un signo en la historia de la devoción mariana. En primer lugar por la hermosa reconsideración de la oración del Rosario, convertida con la carta del Papa en oración contemplativa, oración de gran espesura cristiana y mariana, escuela de vida y propuesta siempre nueva de conocimiento del Evangelio. Por otra parte el hecho de haber inserto definitivamente como novedad los misterios luminosos del Rosario ha dado también a esta devoción un salto de renovación y deja también una herencia para el futuro. Sería bueno que no se sean olvidadas algunas de las simples lecciones de la carta del Papa y que el Rosario sea siempre más una oración recitada y vivida con la espesura de contenidos teológicos que son aquellos de los misterios y de profunda piedad personal y comunitaria.

¿No está bastante descuidado el rol del esposo de María?

La figura de José aparece en los tres últimos misterios gozosos. Sería bueno destacar su presencia en la meditación que puede acompañar cada misterio, sobre la estela del texto bíblico enunciado que ciertamente hace una alusión a la presencia de José, una presencia viva, contemplativa, providencial. Nacimiento, presentación en el templo, hallazgo de Jesús en el templo de Jerusalén son misterios también de José. Pienso que con una cierta creatividad especialmente en los santuarios dedicados a San José, se podría, sobre la base de los textos bíblicos, proponer algunos misterios complementarios del Rosario y meditarlos para subrayar la comunión de José con María y Jesús. He aquí algunos: El anuncio a José. José acoge a María como su esposa. La presencia de José en el Nacimiento de Jesús. El sueño de José y la fuga a Egipto. El retorno a Nazaret con Jesús sometido a José y María. María y José encuentran a Jesús en el templo de Jerusalén. El misterio de la familia de Nazaret.

¿Qué puesto ocupa José en la espiritualidad del Carmelo?

Por sus orígenes palestinos José ha sido objeto de devoción y también de relatos legendarios en la espiritualidad del Carmelo primitivo. Según algunos, la sagrada familia de Nazaret, habría ido al Monte Carmelo para visitar a los hijos de Elías, ¡los carmelitas del Antiguo Testamento!

Ha dado un impulso particular a la devoción a San José Santa Teresa de Jesús que se ha sentido curada de sus males, cuando era joven monja, por la intercesión del Esposo de María (Vida c. 6). Por esto ha instituido en él poderoso protector y un maestro de oración, imaginando su relación franca y sencilla con Jesús en la familia de Nazaret. Quizás una intuición preciosa para entender como por Teresa es una oración simple, espontánea conversación con Dios, como era la conversación de José con María y Jesús en Nazaret. En la vida de la santa existen bellas experiencias místicas en las cuales José está presente junto a la Virgen María. El Señor mismo ha inspirado a Teresa a dedicar el primer monasterio de la Reforma a San José.

De aquí nace toda una tradición carmelita que considera a José como protector del Carmelo, ecónomo espiritual de la Orden, maestro de oración y de vida espiritual.

La Orden tenía una fiesta propia de la Protección de San José, ahora desaparecida del Calendario litúrgico. Un carmelita español es el autor de los himnos litúrgicos de San José en Latín: Te Joseph celebrent… En Valladolid tenemos un centro de Estudios Josefinos con una de las mejores bibliotecas especializadas en San José.

Son apenas algunos brotes de la devoción del Carmelo Teresiano hacia el esposo de María.

¿Qué propondrías a los amigos de nuestro Santo?

Antes que nada es necesario profundizar el misterio de José en el Evangelio. Me fascina su figura de persona totalmente olvidada de sí, totalmente entregada al misterio del Hijo y de la Madre, también con la total sumisión de su persona y de sus planes personales. Es una persona que vive su “vocación”, su llamada con una fidelidad impresionante. Una vocación que es propuesta de Dios a un siervo suyo, por lo tanto a una persona a la cual se confía y de la cual se fía.

Vive por tanto su misterio, el plan que el Señor ha preparado para él y por tanto también la fidelidad a este designio hasta el fin, casi haciendo sólo de fondo a la paternidad de Dios Padre y a la protección del Espíritu Santo sobre Cristo y la Virgen. Una simple intuición trinitario lo pone en relación simple con las tres divinas personas: imagen del Padre, considerado padre del Hijo, pero también su protector y educador, junto a María, transparencia del Espíritu Santo para María y para Jesús.

La vocación de José es una vocación de comunión, unida a Cristo y a María. Crecen juntos, sufren y gozan juntos. Una vocación de unidad total, de acuerdo espiritual y de camino espiritual recorrido juntos, hasta el momento en que José desaparece de nuestra mirada… Este José, que acepta también la muerte de su yo por el servicio a Dios, vive en modo anticipado el misterio pascual de Jesús, como más tarde lo vivirá el Bautista. Es un cristiano y un hombre mariano, en lo más íntimo de su existencia.

La vida de Nazaret, que en la teología espiritual antigua y moderna es considerada como una etapa de madurez de la vida espiritual de los cristianos, supone la fidelidad en la cotidianidad, en la historicidad del tiempo y del espacio, del trabajo y de los acontecimientos de la familia.

Todo esto supone una vida heroica, un modelo siempre actual, una imagen de la humildad y de la mansedumbre, de la contemplación y del trabajo. Un ejemplo incomparable de comunión de vida con Cristo y con María. Justamente porque es modelo de santidad de lo ordinario, válido para todos, San José se convierte en maestro de santidad universal, maestro de oración como comunión con Cristo y María, validísimo intercesor para que nosotros pudiéramos recorrer su camino de santidad: santidad de la vocación vivida con fidelidad, de la comunión en la más grande intimidad, del camino progresivo en la cotidianidad.

Tomado de: Vita Giuseppina, (Vida Josefina), XII (2006) n. 7, pp. 224-225.

Traducción del Italiano: Cenjosch


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