San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

03 septiembre 2007

El Papa experimenta la protección de San José que cuida de Jesús


Castel Gandolfo
4.8.2007

Hernn Mag. Water Achleitner
Secretario General de la Conferencia de prensa eclesial austriaca

¡Distinguido señor secretario general!

En los días silenciosos en Castel Gandolfo he encontrado finalmente el tiempo para escribir la carta prometida en lo diarios eclesiales austriacos, que le incluyo. Espero que esta pueda llegar a los lectores a tiempo antes de mi visita en Austria.

Con amables saludos

Benedicto PP XVI

Carta del Papa Benedicto XVI en los diarios eclesiales de Austria

¡Queridas lectoras y queridos lectores de los diarios austriacos!

Mi visita a Austria se acerca cada vez más. Lo saben: amo a este País, que me es cercano desde la infancia —desde el tiempo de los paseos dominicales, que al inicio de los años treinta hacíamos con nuestra madre a Ostermiething, a Sankt Radegund y en otros lugares sobre la ribera austriaca del Salzach. Amo los paisajes encantadores de su Patria, la gran cultura austriaca y la gente amable de su País. En mi capilla privada, hay una copia de la Madre de Dios de Mariazell, que el papa Juan Pablo II llevo a casa justamente de allí. Además, los obispos austriacos han hecho esculpir para mí una hermosa estatua de madera de San José, en cuyos brazos duerme confiadamente seguro el Niño Jesús. Cuando rezo con mi breviario o me quedo en la capilla para rezar, me mira el rostro bueno de la Madre de Dios de Mariazell, y al mismo tiempo siento cierta seguridad que viene transmitida de la figura familiar de San José al Niño Jesús. Es de esta manera que con los santos, esta siempre conmigo también Austria, el País en el corazón central de Europa, que ha dado a la fe formas tan diversas y luminosas, que tocan hasta a los hombres, que no, o ya no comparten la fe, pero aman la belleza que ella ha producido.

Cuando llegue a Austria, encontraré la gran cultura que se ha desarrollado en los siglos. Pero encontraré sobretodo también el presente: con las dificultades y las preguntas de un tiempo que se mueve siempre más velozmente; el cansancio de la fe y del ser cristiano en culturas y tradiciones diversas entre sí. Sin embargo cuando encontraré a los peregrinos en Mariazell, a los fieles en Viena, los voluntarios de todos los sectores de la sociedad y a los jóvenes en camino al sacerdocio en Heiligenkreuz (Santa Cruz), se ya que veré una Iglesia viva, que también en las dificultades cotidianas prueba la alaegría de la fe; que sabe como es hermoso conocer a Dios, conocer Su Rostro, que se nos ha hecho visible en Jesucristo.

En Austria, como en el resto del mundo entero, con el que me encuentro casi todos los días con las visitas de los obispos, la fe no es solamente una gran historia. Es el presente y abre la puerta al futuro. En Brasil en la “Fazenda da Esperança” (Hacienda de la Esperanza) encontré de manera inolvidable a los jóvenes, que se habían convertido en esclavos de la droga y que por esto habían perdido la alegría de la vida, en la fe y en el futuro. Descubrir a Dios ha significado para ellos —así lo han testimoniado— reencontrar la esperanza y volver a obtener la alegría en la vida y el futuro que es la esperanza.

Con un cordial Grüß Gott

Suyo

Benedicto PP XVI

Castel Gandolfo4.8.2007


Traducción del italiano: Cenjosch

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