Meditación ante el hecho

Santiago, 10 de junio de 2005

Lobo con piel de oveja

Este acontecimiento quisiera meditarlo más que como ofrecerlo como sólo crónica. Porque nos encontramos no sólo ante un acto violento, sino en una farsa de fingirse fiel participando en una Eucaristía, y en una falsa oración a Dios... Un hombre que ha obrado incorrectamente no quiere que se le diga nada respecto a su actitud. ¡Es lógico! Porque si ni Dios le ha bastado para desistir de su plan, menos lo permitirá de uno de sus ministros. Este hombre dispara, quiere acabar con la vida, con la palabra de aquel que le ha dicho que su actitud no es la correcta. Quiere acabar limpio su trabajo sucio. Es paradójico que el hecho haya sucedido en la Parroquia que tiene por patrón a San José, bajo su advocación de obrero... Tenía un modelo ante sus ojos pero no lo miró... y es que si no vio lo central, celebrar a Cristo presente en la comunidad, en la Eucaristía, ofrecido como alimento y fuente del amor; menos iba a reparar en aquel que enseñó a Jesús a trabajar con sus propias manos... Lo importante ahora es pedir a Dios por ese hombre y por tantos otros que por un puñado de dinero quieren matar a sus hermanos. Creo que es importante no quedarnos, en lo negro de la intención, de uno que violentamente ha fingido, ha robado, ha intentado matar. Porque gracias a Dios son más los que son honestos, pacíficamente trabajan, comparten e intentan dar la vida en vez de quitarla.