San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

27 enero 2006

Algunos datos históricos del mes de San José


Te presento un artículo, en español, de la revista José (Joseph 1921). Ésta es una publicación de la Congregación de los Oblatos de San José fundada por san José Marello (1844-1895). El ejemplar de la revista Joseph corresponde a Enero de 2006.

El mes del Lirio

P. Tarcisio Stramare

Todos saben que el mes de marzo está dedicado a San José, del mismo modo que el mes de mayo está dedicado a la Virgen y el mes de junio al Sagrado Corazón.

Los orígenes de esta devoción están ligados a pequeños impulsos provenientes de algunas publicaciones que evidentemente habían encontrado el favor de los fieles, deseosos de conocer y de honrar a San José sobre todo en la preparación a su fiesta del 19 de marzo, que permanece como el punto de referencia.

En 1802, se estampaba, en Venecia, para uso de una Confraternidad de la Parroquia de San Agustín, en Módena, El mes del Lirio, es decir el mes de junio consagrado a San José. Extraño el mes elegido, menos extraño el título, el inicio, en todo caso, de una práctica piadosa que se consolidó en el tiempo y que ha superado ya los doscientos años. Fue José Marconi quien publicó en Roma, en 1810, El mes de marzo consagrado al glorioso patriarca San José, esposo de María Virgen para obtener su patrocinio en la vida y en la muerte, edición que tuvo éxito también en otras lenguas y se impuso como título y mes. San Gaspar Bertoni era favorable a esto, tanto que, en 1844, se hizo cargo de una edición, en Verona, reestampada por los padres Estigmatinos en 1990. Escribe su biógrafo: “El tomó con empeño el leer y gustar aquellas santas meditaciones, y a practicar los actos de aquellas virtudes, que para cada día vienen propuestas, y continuo fielmente el ejercicio y el afecto hasta el último de sus años. No lo hace sólo para sí; sino que la recomendaba y celebraba altamente como santa y utilísima la práctica a todas las personas por él dirigidas o dependientes”. Entre ellas su hija espiritual Leopoldina Naudet, a la cual Bertoni atribuía el mérito de la difusión de la piadosa práctica en Italia.

La práctica del Mes de San José fue, enseguida, aprobada e indulgenciada. El 12 de junio de 1855, Pío IX hace explícita la referencia al libro, estampado en Roma, Consideraciones de las virtudes del santo patriarca José a dedicarle el mes de marzo. El 27 de abril de 1865, “para que aumente siempre más la devoción hacia tan celeste patrono y aquel método de oración se propague más fácilmente y más ampliamente”, extiende las indulgencias a todos los fieles “con que practique un ejercicio de oraciones y virtudes para todo el mes en honor de la B. V. M.”. El mismo Pío IX, el 4 de febrero de 1877, permitía iniciar el mes de San José el 16 o 17 de febrero, de tal manera que concluyera el 19 de marzo, “día en que se celebra en toda la Iglesia la fiesta del glorioso Patriarca”. León XIII, en la Encíclica Quamquam pluries (15 de agosto de 1889), después de haber ordenado que en todo el mes de octubre se añadiera en el rezo del Rosario la oración A ti, oh bienaventurado José, proseguía: “En algún lugar, además, está difundida la loable y saludable costumbre de dedicar el mes de Marzo en honor del Santo Patriarca con ejercicios cotidianos de piedad. Donde no se pueda fácilmente establecer esta práctica, es al menos deseable que antes del día de su fiesta se haga en la Iglesia principal de los lugares particulares un triduo de oraciones”. El 25 de julio de 1920, con ocasión del cincuentenario de la proclamación de san José patrón de la Iglesia universal, Benedicto XV en el Motu proprio Bonum sane exhortaba a todos los obispos a implorar la ayuda de san José y agregaba: “Ya que muchos son los modos aprobados por esta Sede Apostólica, con que se puede venerar al santo Patriarca, especialmente en todos los miércoles del año y del mes entero propio de él, nosotros queremos que, por instancia de cada obispo, todas estas devociones, por cuanto se pueda, sean en practicadas en todas las diócesis”. Lo recordaba, en fin Juan XXIII en la Audiencia general del 28 de febrero de 1962: “Estamos en la vigilia del inicio del mes de marzo: y este mes está dedicado, en modo particular, a la devoción hacia el grande San José, custodio purísimo de María Santísima y considerado padre del Redentor... Ahora, puesto que todos los fieles más veces vienen invitados a acompañar con preces fervientes la preparación y por tanto el desarrollo del Concilio, para que sean abundantes sus resultado de vida y saludable renovación, he aquí una ocasión propicia para seguir con asiduidad y devoción la piadosa practica del mes de Marzo en honor de San José”.

Los devotos de san José saben que Juan Pablo II ha insertado en el contexto de las grandes encíclicas sobre “Redención” la Exhortación apostólica El Custodio del Redentor, dando así claramente a entender que San José es otra cosa más que una “piadosa” presencia al interior de la “devoción popular”. Él ha tenido, en el misterio de la Encarnación y de la Redención, el rol de “servir directamente a la persona y la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad: justamente en tal modo él coopera en la plenitud de los tiempos al gran misterio de la Redención y verdaderamente es ‘ministro de la salvación’ (n. 8).

Ya que el mes de marzo se presenta como una buena ocasión para conocer la “teología de San José”, la Editorial Shalom ha recientemente impreso El mes de marzo dedicado a San José, en el cual día a día viene desarrollada la “parte” que san José ha tenido en los misterios de la vida oculta de Jesús como “esposo” de María y “padre” de Jesús. ¿El matrimonio y la paternidad no son hoy los temas más discutidos y urgentes? ¿Cómo no tomar, ahora, esta ocasión para conocer bien estos temas doctrinales y pastorales a la luz de un personaje que ha estado involucrado en ellos hasta el inverosímil?

Al final de toda reflexión el libro reporta también un “testimonio”, que corresponde a la agradable costumbre del “ejemplo”, seguida por una “florecilla” y por una “jaculatoria”, tomados por entero de la Sagrada Escritura. Ya que piedad y doctrina se encuentran, fieles y pastores no quedarán defraudados.

Tomado de: Joseph, Gennaio 2006, pp. 20-21.
http://www.osjcuria.org/joseph/gennaio2006.pdf

Traducción del italiano: cenjosch


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