San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

09 enero 2006

El Papa: el pesebre para meditar el misterio de la Salvación




Discurso del Papa Benedicto XVI con ocasión de la visita al Pesebre de los basureros de Roma

05 de enero de 2006

Queridos amigos:

Cada año, hasta que le fue posible, el venerado Pontífice Juan Pablo II vino a admirar este pesebre de ustedes. También yo, siguiendo esta bella costumbre, he venido con gusto esta tarde para encontrarlos y visitar el pesebre que también este año han realizado. Sé que deseaban tanto que el Papa no faltase a esta cita tradicional navideña, pero debo decirles que este era también mi deseo. Quería, de hecho, expresarles en persona mi gratitud por el trabajo que ustedes, querido trabajadores ecológicos, desempeñan asegurando la limpieza y el orden en la vasta zona en torno a Plaza San Pedro, frecuentada por tantos peregrinos y turistas. El suyo es un servicio que demanda dedicación y comporta no pocos sacrificios. ¡Gracias, por tanto, de corazón! Los saludo con afecto y a través de ustedes quisiera saludar a todos sus colegas. Un pensamiento especial dirijo al señor Alcalde y a las otras autoridades, a los dirigentes, a los responsables del AMA (Hacienda Municipal Ambiente) y a cuantos han querido estar presentes. Un sentido gracias va a quien se ha hecho interprete de sus sentimientos.

Motivo de este encuentro es la visita a su pesebre, el "Pesebre de los basureros", el más conocido de Roma, y que tiene más de treinta años de historia, y fue ideado y realizado, la primera vez, para la Navidad de 1972 con la entusiasta colaboración de muchos trabajadores ecológicos. Sé que de año en año este viene enriquecido con nuevos elementos, permaneciendo siempre fiel al estilo típico de las casas de la Palestina de los tiempos de Jesús. Esto es realmente imponente con 95 casas construidas enteramente de piedra de toba y dotadas de puertas y ventanas según el estilo de la época; no faltan los ríos, las fuentes, los acueductos, las luces, los caminos atestados de adoquines. En fin, un vasto paisaje poblado de cerca de 200 personajes, un conjunto construido con material proveniente de todas partes del mundo y, en particular, del Columnato de San Pedro, de Belén y de San Giovanni Rotondo. Me quedé admirado y felicito con cuantos pacientemente han trabajado para llevar a cumplimiento una obra tan bien estructurada.

La visita al pesebres, especialmente esta tarde en la vigilia de la solemnidad de la Epifanía, es como volver a ir en peregrinaje a Belén, a la santa gruta donde nació el Redentor, y a Jerusalén donde llegaron del Oriente los Magos y encontraron a Jesús, María y José. Pararse a contemplar estas escenas evangélicas se vuelve un estímulo para meditar sobre el misterio central de nuestra salvación: Dios se ha hecho hombre por nosotros; podemos acogerlo en nuestro corazón y experimentar la alegría de su presencia santificadora. No basta; sin embargo pararse a mirar, hace falta hacer más. Es necesario que Jesús se vuelva el centro de toda nuestra existencia. Sí, es importante que él sea la guía de nuestro diario camino y la meta última y definitiva de nuestro peregrinaje terreno.

En formular para ustedes y sus familias los cordiales deseos en el 2006, iniciado desde hace poco, quisiera retomar aquella hermosa frase de san Agustín que he escogido para la Navidad de este año: “Expergiscere homo: quia pro te Deus factus est homo¡Despiértate hombre ya que por ti Dios se ha hecho hombre!”. Queridos amigos, el Señor nos quiere vigilantes y atentos , sin dejarnos enredar de los falsos llamados de todo aquello que es efímero y pasajero. Así sea para todos ustedes, queridos amigos, y el Señor les conceda un nuevo año sereno y próspero. Acompaño este deseo con la seguridad de mi oración para ustedes y para su seres queridos, mientras de corazón los bendigo a todos.

Tomado de: http://www.korazym.org/news1.asp?Id=15837

Traducción del italiano: cenjosch


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