San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

07 enero 2006

María y José iluminados por Jesús



Extracto de la homilía del Santo Padre en la Basílica de San Pedro, 06 de enero de 2006

Solemnidad de la Epifanía del Señor

Queridos hermanos y hermanas:

La luz que en Navidad ha brillado en la noche iluminando la gruta de Belén, donde están en silenciosa adoración María, José y los pastores, hoy resplandece y se manifiesta a todos. La Epifanía es misterio de luz, simbólicamente indicada por la estrella que guió el viaje de los Magos. La verdadera fuente luminosa, el “Sol que nace de lo alto” (Lc 1, 78), es Cristo. En el misterio de la Navidad, la luz de Cristo se irradia sobre la tierra, difundiéndose como en círculos concéntricos. Sobre todo sobre la Sagrada Familia de Nazaret: la Virgen María y José son iluminados por la divina presencia del Niño Jesús. La luz del Redentor se manifiesta después a los pastores de Belén, los cuales, advertidos por el ángel, corren inmediatamente a la gruta y encuentran el “signo” a ellos anunciado: un niño envuelto en pañales y puesto en un pesebre. (cfr. Lc 2, 12). Los pastores, junto con María y José, representan aquel “resto de Israel”, los pobres, los anawim, a los cuales es anunciada la Buena Nueva. El fulgor de Cristo llega, en fin, a los magos, que constituyen las primicias de los pueblos paganos. Quedan en la sombra los palacios del poder de Jerusalén, donde la noticia del nacimiento del Mesías es llevada, paradójicamente, justamente por los Magos, y suscita no alegría sino temor y reacciones hostiles. Misterioso designio divino: “la luz ha venido al mundo, mas los hombres han preferido las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas” (Jn 3, 19).

Pero ¿Qué cosa es esta luz? ¿Es sólo una sugestiva metáfora, o bien, a la imagen corresponde una realidad? El apóstol Juan escribe en su primera carta: “Dios es luz y en él no hay tinieblas” (I Jn 1, 5); y más adelante agrega: “Dios es amor”. Estas dos afirmaciones, unidas, nos ayudan a comprender mejor: la luz, despuntada en Navidad, que hoy se manifiesta a las gentes, es el amor de Dios, revelado en la Persona del Verbo encarnado. Atraídos por esta luz, vienen los Magos del Oriente. En el misterio de la Epifanía, por tanto, junto a un movimiento de irradiación hacia el exterior, se manifiesta un movimiento de atracción hacia el centro, que lleva a cumplimiento el movimiento ya inscrito en la Antigua Alianza. La fuente de tal dinamismo es Dios, Uno en la substancia y trino en las Personas, que todo y todos atraen a sí. La Persona encarnada del Verbo se presenta así como el principio de reconciliación y de recapitulación universal (Cfr. Ef 1, 9-10). Él es la meta final de la historia, el punto de llegada de un “éxodo”, de un providencial camino de redención, que culmina en su muerte y resurrección. Por esto, en la solemnidad de la Epifanía, la liturgia prevé el así llamado “Anuncio de la Pascua”: el año litúrgico, de hecho, resume la entera parábola de la historia de la salvación, en cuyo centro está “el Triduo del Señor crucificado, sepultado y resucitado”.

Extracto tomado de:
http://212.77.1.245/news_services/bulletin/news/17772.php?index=17772&lang=it

Traducción del italiano: cenjosch


Click here to get your own player.

..Visitas desde el 29ago2007..