San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

11 febrero 2006

Nuevo rector en el Oratorio de San José


Servir como un hermano

Este número de la revista me da la ocasión de dirigirme a ustedes por primera vez, como nuevo rector del Oratorio. Desde el 20 de noviembre de 2005, por petición del superior de la Provincia canadiense de los Padres de Santa Cruz, yo asumí este rol después del padre Jean Pierre Aumont quien, en el curso de los últimos 12 años, ha sabido muy bien guiar la vida pastoral y los grandes proyectos del Oratorio San José.

En las diversas funciones que yo he tenido el privilegio de ejercer antes, he buscado cumplir con esos roles al modo de un hermano al servicio de sus hermanos.

Mis primeros años de servicio pastoral me han dado la ocasión de asumir en la formación de los miembros de nuestra comunidad en la India. Es probablemente en este contexto que yo comprendí la importancia de acompañar a los jóvenes a manera de hermano. Yo tenía mucho que aprender de ellos, sobre su cultura, el contexto social de su país y caminar espiritual. Yo aprendí cuanto debemos aprender los unos de los otros. La escuela de la vida me permite comprender bien que nosotros no tenemos que un Maestro y Señor y que todos nosotros somos hermanos y hermanas.

Durante los doce años en que ejercí como superior general de la Congregación, yo terminé siempre mis cartas con la fórmula: “fraternalmente”. No es sino una simple fórmula de cortesía. Yo quería también recordar mi deseo de servir como un hermano.

Servir como un hermano, es saberse poner a la escucha del otro, encontrarlo a lo largo del camino, terminar juntos el camino, compartir una página de vida, colaborar a crear un hermoso proyecto, alegrarse juntos de todo aquello que la vida nos otorga de alegría, y de felicidad. Servir como un hermano, ¡Es todo eso y más aún! El bienaventurado hermano Andrés quedará siempre el modelo que me guía y me inspira.

El Oratorio San José, siguiendo la inspiración del hermano Andrés, es un lugar maravilloso de encuentro fraterno. Peregrinos, visitantes, benefactores y miembros del personal se puede encontrar para vivir juntos los tiempos de la oración y de compartir, bajo la mirada vigilantes de san José. Cada uno, cada una aporte su fe y sus dudas, sus temores y sonidos de esperanza. La plegaria de unos viene a reconfortar a los otros y nuestra oración común repite nuestra esperanza compartida.

Al umbral de este nuevo año, queremos vivir de esta paz interior que el Señor nos ha prometido. Deseémonos, entre hermanos y hermanas, una paz profunda y verdadera.

Fraternalmente.

Claude Grou csc

Tomado de la sección La nota del rector de la revista: El Oratorio de San José de Montreal (L’Oratoire Saint-Joseph du Mont-Royal, 1912). N. 1, Enero - Febrero 2006, volumen 95, p. 3.

Traducción del francés: cenjosch


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