Todo hijo es presentado por una familia

Te presento a continuación la Editorial de la revista El Propagador de la devoción al Señor San José de febrero de 2006.

Editorial

La fiesta litúrgica de la Presentación de Jesús en al Templo que celebramos el día dos de febrero y que ha echado profundas raíces en el pueblo cristiano nos da la oportunidad de continuar tratando el tema de “El crecimiento de la vida del hombre”. Pues no hay que olvidar que Todo hombre es un José: alguien que crece. En el evangeloio de este día San Lucas pone en escena al Padre Eterno haciendo la presentación solemne de su Hijo como “Luz de las naciones y gloria de su pueblo Israel”. El Dios que se nos revela como Padre de nuestro Señor Jesucristo”, es contrario a la costumbre pagana de exigir el sacrificio del primer hijo nacido como gratitud a la naturaleza que es fecunda. Dios le ordena a Abraham tajantemente: “No pongas tu mano sobre el muchacho ni le pongas ningún daño” (Gen 22, 12). Dios acepta del hombre el reconocimiento de la vida sin sacrificar la vida.

En el orden natural son los padre de los niños quienes ejecutan la Presentación. Pero los papás no están solos. Detrás de ellos están los tíos, los abuelos y todos los que forman la parentela. Desde antes de nacer ya hay personas que nos esperan con impaciencia, principalmente nuestros papás que anhelan tenernos entres sus brazos, besarnos y decirnos cuanto nos aman...

El niño José no puede ser la excepción. Hay una tradición que nos asegura que su padre natural se llamaba Jacob (San Mateo) y su padre legal Helí (San Lucas), otra tradición, por su parte, conjetura que su madre llevaba el nombre de Abigail y que hasta tuvo un hermano de nombre Cleofás. Lo importante de esto es que uno no es un solitario aunque alguna vez experimente la soledad. Por eso todo hijo debe estar agradecido con su familia.

P. Eusebio María Ramos Ramón m. j.

Tomado de la revista mexicana: El Propagador de la devoción al Señor San José. (1871). Año CXXXV, febrero 2006, p. 1