San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

24 febrero 2006

Un josefino con San José


VI. Su herencia

Quizá la primera cosa que impresiona del p. Fernando es la grande y diversificada actividad que desarrollo en su vida, no sólo a nivel intelectual, de dirección y organización, sino también física y material, sobre todo teniendo en cuenta su limitación por la falta del brazo izquierdo: un Josefino siempre útilmente ocupado. Tenía una grande cantidad de álbumes de fotografías, cuidadosamente ordenados y numerados. Lo mismo dígase de las colecciones de estampas, monedas, timbres postales..., y de la numerosa y cualificada biblioteca.

Otra actividad notable, donde muestra su capacidad artística, su imaginación, cuidado, delicadeza y que sin duda le llevó mucho tiempo, fue la de iluminar muchos y grandes álbumes de hermosos grabados de Gustavo Doré del Antiguo y Nuevo Testamento, de la Divina Comedia y de otras obras de renombre, cuyos originales en blanco y negro, el p. Fernando les dio vida, combinando con multitud de colores los diversos episodios plasmados por el ilustre artista de fama mundial.

Lugar aparte ocupa su amor y devoción a María y José expresada en una gran cantidad de escritos, a mano o en máquina de escribir, en prosa o en verso que indican las muchas obras que leyó, lo que meditó y reflexionó antes de dejarlo por escrito, notando casi siempre, el lugar y la fecha en que lo escribió.

Es elocuente esta página escrita en la Sagrada Familia de Santa María la Ribera, el 18 de noviembre de 1988:

“El castaño no sabe —dice Amado Nervo, y sigue diciendo...— ni el sol tampoco; ni la rosa, ni la espiga supieron para quién nacieron ni fructificaron... pero ellos, ya cumplieron su misión.

La mía es escribir..., y no sé si estos escritos míos quedarán sin ser leídos, conocidos, meditados, criticados en los tiempos venideros, que no me tocará vivir. Pero ya, también ellos y yo, vamos cumpliendo la misión. Porque quiero con ellos alabar, descubrir, dar a conocer filialmente a mi Padre Dios y también, claro está, a mi padre san José.

Sé muy bien que no todos los escritos de todos los hombres que han escrito han sido leídos o gustados. Por eso no me siento desilusionado, porque no pretendo renombre. Él lo sabe y estoy tranquilo, con muy pocas inquietudes y zozobras; y sabe mi padre san José, que seguiré escribiendo para poder cumplir lo que creo que Él, mi Padre Dios, y también él, mi padre san José, quiere que haga..., y lo firmo así de mi puño y letra (Rúbrica) Fernando M. del Campo, Misionero Josefino, Sacra 19-XII-88”.

El padre Fernando también tomó parte con sus trabajos en dos “Simposios sobre san José”. Uno de ellos lleva el título: “Sor Juana Inés de la Cruz nos habla de san José”, exponiendo y comentando algunos de los versos que ella escribió de san José.

Famosa esta “Redondilla” de Sor Juana:

¿Cuan grande, Josef, seréis
cuando vivís en el Cielo,
si cuando estáis en el suelo
a Dios por menor tenéis?

Explicó cada renglón con cuatro “Décimas” inspiradas y profundas. La siguiente es la primera “Décima”, pero las cuatro igualmente bellas y de gran contenido teológico:

¿Quién habrá, José, que mida
la santidad que hay en Vos,
si el llamaros ‘Padre’, Dios
ha de ser vuestra medida?
¿Qué pluma tan atrevida
en vuestro elogio hallaréis?
Pues si lo que merecéis,
el que os quiere definir,
por Dios os ha de medir,
¿Cuán grande, Josef, seréis?

El comentario que hace el p. Fernando de este párrafo así lo resume: “Si queremos justipreciar, valorar, aquilatar todo lo que José merece y vale, tendríamos que definir, penetrar, comprender y completar definitivamente su conocimiento y nuestro saber esencial. Pero esto, creo que sólo Dios lo puede hacer, porque Dios es “su” medida: “¡Es padre!”” Por esto: ¡Sí!, ¡Qué grande eres José! Por esto ¡sí!, ¡Qué padre eres José!”.

Son muchos los temas que trata y que consigna en sus escritos sobre san José y sobre su relación con María. Sobre este último punto, es significativa la conclusión a que llega en un estudio sobre la paternidad de san José: “Tan madre es María, como padre es José, Pues lo mismo que hizo María eso mismo hizo José. ¿Qué hizo María? Creyó, aceptó y obedeció. ¿Qué hizo José? Creyó, aceptó, obedeció.

Debe, pues, aceptársele como padre virginal, porque ni él ni ella concurrieron en acto carnal.

Por eso María es madre no natural, sino algo más, —dice san Ambrosio— pues hubo el concurso del poder divino”.
P. Fer. 5-VI-001 Rodín 355.

Los abundantes escritos del p. Fernando sobre san José, son también un rico material para conocerlo a él y a San José, y estudiar al santo bajo diversos aspectos.

Tomado de: In memoriam, Fernando Martín del Campo y Martín del Campo, Misionero Josefino. (1916-2005), México, Diciembre 2005, pp. 43-45.


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