Un minuto de reflexión...
José esposo de María
* Tú del que apenas si se sabe algo más de lo que se dice en las 14 líneas del evangelio de hoy:
— Que eras descendiente de Jacob
— Que eras esposo de María
— Que eras un hombre justo
— Que pensaste abandonarla para no ponerla en evidencia
— Que no dudaste en recibirla en tu casa
— Que le pusiste Jesús al Hijo de María por obra del Espíritu Santo
* Tú que no nos dejaste ni un discurso ni una epístola ni siquiera una declaración de prensa:
— Dinos ahora como se vive siendo el número dos; es decir, cómo se hacen cosas fenomenales desde un segundo puesto...
— Dinos cómo es posible y ridículo y absurdo que todos queramos estar en el primer puesto o ser el número uno...
— Dinos como la inmensa mayoría de nosotros tenemos que ocupar segundos lugares, en los que está nuestra verdadera y oculta grandeza...
— Dinos como la inmensa mayoría de nosotros tenemos que ocupar segundos lugares, en los que está nuestra verdadera y oculta grandeza...
— Convencenos de que se puede y se debe ser útil, fiel, efectivo y hasta héroe...
— Enséñanos como se es grande sin exhibirse; cómo se lucha sin aplauso; cómo se avanza sin publicidad; cómo se persevera y se muere sin esperanza de que se le haga un homenaje...
— Enséñanos que se hace para ser útil y positivo, generoso sin necesidad de ser importante...
— Repítenos otra vez, especialmente a los maridos, que lo verdaderamente importante no es el que seamos "jefes" de la familia, sino los esforzados, incondicionales y callados servidores de ella...
Como tú, JOSÉ, ESPOSO DE MARÍA, lo fuiste de Jesús y de su santísima Madre.
Tomado de: Misal Mensual, Buena Prensa. Marzo 2006. Año XXXIX. N. 452. Contraportada.
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