San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

05 junio 2006

La devoción del padre Pío a Jesús, María y José

La Sagrada Familia para amar e imitar

El año que hemos dejado se clausuró con la hermosa fiesta de la Sagrada Familia y el año nuevo que no disponemos a vivir nos repropondrá esta bella imagen de la Sagrada Familia, precisamente el 23 de enero, con la solemnidad de los desposorios de la Virgen Santísima con San José. La Sagrada Familia, por tanto, parece querer encerrar, en la santa tibieza de su santo hogar, el ciclo de nuestra vida terrena.

A una hija espiritual que le preguntaba: “Padre, dígame una palabrita”, respondió: “Dime que palabra quieres? Mañana es la Sagrada Familia, únete a ella y estaremos seguros. La Sagrada Familia reine soberana sobre ti”. La Sagrada Familia: he aquí uno de los más grandes amores de san Pío; Jesús, José y María, la triade terrestre, espejo fiel de la Santísima Trinidad celeste. El gran amor que el padre Pío alimentaba por Jesús, sus sentimientos filiales con el que los honraba la santísima Virgen y la ternura con la cual obsequiaba a San José se convertía, en la devoción a la Sagrada Familia, en un único amor inconmensurable, como tres llamas unidas juntas forman una llama más grande y más bella. En ella el Padre encontraba para sí y para toda categoría de personas –padres, madres, hijos, ancianos, jóvenes, niños, viudas, consagrados, etcétera-, un modelo sublime de todas las virtudes, aquellas virtudes que él se esforzaba por practicar hasta la heroicidad y que quería fuesen practicadas por sus hijos espirituales: suma pobreza y humildad, sumo ocultamiento, y laboriosidad, sumo amor por Dios y amor recíproco, suma dulzura y amabilidad, suma mortificación, sumo sacrificio, suma oración, suma pureza, suma obediencia a la voluntad de Dios... Por esto asociarse a ella y hacerla reinar soberana sobre nosotros significa, para san Pío, estar al seguro, estar sobre el camino de la santidad, vivir ya como en el Paraíso sobre esta tierra.

Para valorar la intensidad y la verdad de la devoción del padre Pío a la Sagrada Familia de Nazaret baste pensar con cuanto amor y celo él ha cuidado y guiado a las miles de familias que acudieron a él de todas partes del mundo. La categoría de los padres representa, sin duda, la clase más amplía entre aquellos que se arrodillaron en el confesionario de san Pío en la iglesita de Santa María de las Gracias. Él sabía que los buenos cristianos y los santos germinan en la tibieza del hogar doméstico santificado, por lo que indicaba a los padres a María santísima como modelo en la que debe inspirarse toda esposa y mamá cristiana que, abierta a la vida, se convierte en colaboradora de Dios Creador, y a san José, su castísimo esposo, como modelo a quien debe mirar todo papá para ser fiel a los deberes, a la propia familia y al empeño generoso en el trabajo. Pero también, para los hijos, el padre tenía como modelo, para señalar, a Jesús, que aún siendo Dios se sometió a dos criaturas que el Padre Eterno había elegido para ser sus custodios, convirtiéndose en ejemplo de respeto, amor filial y obediencia a los padres.

Jacinta Cova

Tomado de: Il settimanale di padre Pio (El semanal del padre Pío).
Traducción: Cenjosch


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