San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

08 junio 2006

Una homilía del Cardenal Ratzinger en torno a San José

De la mano de Cristo, Homilías sobre la Virgen y algunos santos

Hace poco pude ver en casa de unos amigos una representación de San José que me ha hecho pensar mucho. Es un relieve procedente de un retablo portugués de la época barroca, en el que se muestra la noche de la fuga hacia a Egipto.

Se ve una tienda abierta y junto a ella un ángel en postura vertical. Dentro, José está durmiendo, pero vestido con la indumentaria de un peregrino, calzado con botas altas como se necesitan para una caminata difícil. Si en primera impresión resulta un tanto ingenuo que el viajero aparezca a la vez como un durmiente, pensando más a fondo empezamos a comprender lo que la imagen nos quiere sugerir.

Duerme José, ciertamente, pero a la vez está en disposición de oír la voz del ángel (Mt 2, 13 y ss). Parece desprenderse de la escena lo que el Cantar de los Cantares había proclamado: Yo dormía, pero mi corazón estaba vigilante (Ct 5, 2). Reposan los sentidos exteriores, pero el fondo del alma se puede franquear.

En esa tienda abierta tenemos una representación del hombre que, desde lo profundo de sí mismo, puede oír lo que resuene en su interior o se le diga desde arriba ; del hombre cuyo corazón está lo suficientemente abierto como para recibir lo que el Dios vivo y su ángel le comuniquen.

En esa profundidad el alma de cualquier hombre se puede encontrar con Dios. Desde ella Dios nos habla a cada uno y se nos muestra cercano.

Ese José que duerme, pero que al mismo tiempo se encuentra presto para oír lo que resuena por dentro y desde lo alto –porque no es otra cosa lo que acaba de decirnos el Evangelio de este día-, es el hombre en el que se une el íntimo recogimiento y la profundidad.

Desde la tienda abierta de su vida, nos invita a retirarnos un poco del bullicio de los sentidos; a que recuperemos también nosotros el recogimiento ; a que sepamos dirigir la mirada hacia el interior y hacia lo alto; para que Dios pueda tocarnos el alma y comunicarle su palabra.

Cardenal Joseph Ratzinger

Tomado de la revista Mexicana El Propagador de la devoción al señor San José, Año CXXXV, N° 6, junio 2006, pp. 8-9

Citado de: Cardenal Joseph Ratzinger, De la mano de Cristo, Homilías sobre la Virgen y algunos santos, Eunsa/Astrolabio, 2ª ed., 2005. (La primera edición es del año 1998).


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