San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

30 septiembre 2006

María y José unidos en el Rosario

Te presento un artículo tomado de la revista La voz de San José (La voce di San Giuseppe, 1896). Ésta es una publicación del Santuario de San José Vesuviano (Nápoles). Al frente del Santuario y la Revista se encuentra la Congregación de San José (Josefinos de Murialdo), congregación fundada el 19 de marzo de 1873 por San Leonardo Murialdo (1828-1900).

El Rosario con san José

Octubre: mes del rosario. Oración esplendida, contemplativa con Dios y que nos une con los hermanos. Orar juntos con el rosario en cada casa une a la familia., orarlo en la iglesia une a la comunidad. Nos hace estar en compañía con el Señor, la Virgen, san José y los santos. En comunión con la Virgen del rosario de Pompeya del que ofrecemos la pintura de nuestro santuario en las páginas centrales, aprovechamos este periodo para retomar con mayor compromiso su rezo cotidiano.

El rosario con María y José

No dividamos los dos esposos en nuestras oraciones. Recordemos, después de la Salve, dirigirnos al Esposo con la oración de León XIII. “A ti acudimos señor san José”, que aquel Papa ha invitado a recitar en particular en el mes de octubre. Y de invocar a María en las letanías también con el título de “Esposa de José”. Antes de la enunciación de los misterios, se puede agregar la invocación: “Alabado sea siempre el santo nombre de Jesús, de José y de María”. En la contemplación de los misterios mismos, especialmente en los gozosos, se puede recordar a san José: en el primero, La anunciación a María y a José; en el segundo, La visita a Isabel y el desposorio con san José; en el tercero, El nacimiento de Jesús acogido por María y por José, en el cuarto La presentación en el templo de parte de María y de José; en el quinto, María y José que encuentran a Jesús. En el quinto misterio glorioso se contempla La gloria de María, de san José y de todos los santos.

El rosario con san José

Especialmente los miércoles y en los días anteriores al 19 de marzo o al 1° de mayo se podría recitar el rosario con nuestro santo. El Ave María podría ser sustituida por el Ave José. Una versión que la recalca fielmente y con ritmo análogo es la siguiente. Ave José, lleno de gracia, el Señor está contigo. Bendito eres entre los hombres y bendito el fruto de tu Esposa, Jesús. Oh San José, padre del Hijo de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. La enunciación de los misterios podría ser hecha de este modo. Los gozosos: en el primero, La anunciación a san José; en el segundo, El desposorio de San José con la Virgen María; en el tercero, El nacimiento de Jesús acogido por María y por José; en el cuarto, La circuncisión y la presentación de Jesús por parte de José y María; en el quinto, El hallazgo por parte de María y José. Los misterios dolorosos: 1° La duda de San José. 2° La matanza de los inocentes; 3° El exilio en Egipto La pérdida de Jesús; 5° La muerte de José. Los misterios gloriosos: 1° José padre terreno de Jesús; 2° Casto esposo de María; 4° Jefe de la Sagrada Familia; 5° Patrono de toda la Iglesia. Al final se concluye con las letanías de san José.

El ofrecimiento del rosario

Como una corona de rosas, el devoto ofrecimiento del rosario, viene puesto así sobre la cabeza de los dos santos esposos.

La indisoluble comunidad querida por Dios en la elección de María y de José en cooperar en el Misterio de la Encarnación da razón de unir a tal oración el obsequio sea a uno que a otro.

Por otra parte el rosario es oración dirigida al Señor en la meditación de la Historia de la Salvación, injertada genuinamente en el Evangelio. En ella, como ha afirmado este año el papa Benedicto XVI, san José “reviste una importancia fundamental”. No parezca, por lo tanto, extraño o desviado juntar a María con José en el rezo del rosario, o acomodar a uno cuanto se dice del otro. Del resto no es una novedad: ya hace cien años nuestro fundador don José Ambrosio, en el librito “Ite ad Ioseph" (Vayan a José), proponía tal práctica de piedad, con una indulgencia concedida por el Obispo diocesano de la época.

Padre Angelo Catapano csj

Tomado de: La voce di San Giuseppe (La voz de San José) Año 104, Núm. 6 septiembre-octubre 2006, p. 3.

Traducción del Italiano: Cenjosch


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