San José

Diario digital del Centro Josefino de Chile

26 agosto 2007

San José patrono de: 'Trabajo país'


San José y trabajo país

“Instrumentos en Cristo, levantemos hoy el Chile del mañana”

"La madre de Jesús estaba desposada con José, y antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados. (...) Cuando José se despertó, hizo lo que había mandado el ángel del Señor, y se llevó a casa a su mujer. Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús".(Evangelio de Mateo 1,18-25).

El 15 de agosto de 1889, el Papa León XIII escribió una encíclica, "Quamquam Pluries", presentando a San José como modelo de la vida familiar y de la vida de trabajo, y patrono de la Iglesia universal. En tiempos de crisis social y decaimiento religioso, el Papa pidió a los fieles que invocaran a San José juntamente con la Virgen María. Dejó una oración al Santo que aun cien años después se sigue rezando después del rosario en muchos lugares. Para conmemorar el centenario de esta encíclica, el Papa Juan Pablo II ha promulgó una exhortación apostólica sobre San José. Su título fue Redemptoris Custos (el Custodio del Redentor), este documento nos da una enseñanza autoritativa sobre los tres miembros de la Sagrada Familia y sus papeles en el misterio de la redención. Naturalmente Jesús es el único Salvador del mundo, pero Dios invita a María y a José a participar muy de cerca en este misterio.

I. Un sí desinteresado.

Durante el tiempo en que María y José están desposados y todavía no han empezado a convivir como esposos, llega el anuncio de la encarnación virginal de Jesús. El mensajero se dirige a José como el "esposo de María", confiándole la tarea de imponer el nombre de "Jesús" al niño y de actuar como su padre terreno. Al despertar del sueño, José hizo lo que el ángel le mandó, tomando consigo a su mujer. En esto demuestra una disponibilidad de voluntad semejante a la de María. San José se muestra como un instrumento de Dios, dispuesto a seguirlo sin importar cuánto arriesgaba.

II. El depositario del misterio de Dios; custodio de la Sagrada Familia

Las palabras de Isabel a María: "Feliz la que ha creído" se pueden aplicar en cierto sentido también a José. Lo que hizo en responder afirmativamente a la Palabra de Dios, le unió en modo particularísimo a la fe de María. José es el primero en participar de la fe de la madre de Dios y también en sostener a su esposa en esa fe. Junto con ella el es el primer depositario del misterio escondido desde los siglos en Dios. Por eso el Papa Juan XXIII estableció que en la primera oración eucarística de la Misa, memorial perpetuo de la redención, se incluyera su nombre junto al de María, y antes del de los apóstoles, papas y mártires.

Mientras afirman claramente la virginidad del matrimonio de José y María, no por eso dudan en llamarlos esposos. Aunque único, este matrimonio es completamente auténtico, y de este hecho resulta que José es verdaderamente padre de Jesús, como lo llama el Evangelio y la misma virgen María. Jesús no nace de la semilla de José, y sin embargo su genealogía se anuncia por la línea de José, el esposo de María. José ejerce su autoridad paterna desde el principio dándole el nombre de Jesús al hijo de María. Los primeros misterios de la salvación se confían a la fiel custodia de José, quien sirve directamente a la persona y a la misión de Jesús, mostrándole todo el amor y afecto que el corazón de un padre pueda conocer. Esta Sagrada Familia es modelo y ejemplo para toda familia cristiana en su misión de custodiar, revelar y comunicar el amor de Cristo. De esta familia en que vive el Hijo de Dios, toda familia aprende su vocación de ser una pequeña iglesia.

Dirigiéndose a Belén para el censo, José inscribe al salvador del mundo en el registro con el nombre de "Jesús, hijo de José de Nazaret." En la noche de Belén José tiene el privilegio de ver con sus ojos el nacimiento del Hijo de Dios, y después también es testigo con María de la adoración de los pastores y luego de los magos. Para proteger al niño de Herodes, quien lo quiere matar, José toma su familia y huye a Egipto. Al regresar a Nazaret después de la muerte de Herodes. Podemos ver que es un hombre obediente, un hombre que vive en Cristo y que se arriesga en Él.

Sigue un largo plazo de vida escondida en el hogar de Nazaret. José tiene la alta misión de alimentar, vestir e instruir a Jesús, quien crece en sabiduría, edad y gracia bajo su cuidado. Durante este tiempo Jesús sencillamente vive sujeto a José y María, santificando la vida de familia y la vida de trabajo. Un solo episodio se conserva de este período. Cuando Jesús tenía doce años, van a celebrar la Pascua de Jerusalén. Al perderlo y encontrarlo después de tres días, María le hace saber cómo ella y su padre habían estado preocupados. Jesús responde preguntando: "¿No sabían que yo debía ocuparme en las cosas de mi Padre?" Esta respuesta reafirma lo que José había sabido doce años antes: al actuar como padre humano de Jesús, era depositario del misterio del Hijo del Padre eterno.

Desde el momento en que José recibió su misión de tomar por esposa a la Madre de Dios, hizo lo que el ángel le mandó. Este fue el comienzo de una larga vida de permanecer fiel a la llamada de Dios hasta el final. Un apóstol fiel que entregó su vida al cuidado del Redentor. Aunque el evangelio no cita sus palabras, su propio silencio habla con elocuencia la verdad que hay en llamarle el justo. Antes del anuncio del ángel ya habían realizado la primera de las dos etapas del matrimonio hebreo, la ceremonia legal. Ya eran esposos, pero estaban en el período de preparar la segunda etapa de empezar a convivir en la misma casa, cuando intervino la anunciación que también llamaba a María a permanecer virgen. Sigue el mensaje dirigido a José como esposo de la Virgen. El hombre justo recibe su propia vocación de seguir con su compromiso de amarla como esposa pero de forma virginal. Cuando José aceptó la invitación del ángel, su amor de hombre justo fue regenerado por el Espíritu Santo. El amor de Dios obraba en la íntima comunión espiritual de alianza entre estos esposos. Mediante el sacrificio total de sí mismo, José junto con María simboliza el misterio de la Iglesia, virgen y esposa. Por el lazo conyugal José se acerca más que ningún otro a la sublime dignidad sin par de la Virgen. El vínculo de caridad que constituyó la vida de la Sagrada Familia la hace digna de profunda veneración.

III. El trabajo, expresión del amor

El título de "carpintero" abarca toda la vida de José. El trabajo es un modo diario en que expresa su amor a la Familia de Nazaret. Jesús da ejemplo de obediencia participando en el trabajo de José y llegando a ser conocido como el "hijo del carpintero.". La laboriosidad es una virtud por la cual el ser humano puede participar en la obra de Dios, Creador y Redentor, puede hacerse en cierto sentido más humano, y puede profundizar en la amistad con Cristo. San José nos enseña a santificar la vida diaria, elevando a Cristo las obras comunes, humildes y sencillas.

IV. Modelo de Vida Interior

También el trabajo de José está envuelto en el mismo clima de silencio que indica una profunda vida interior. San José no sólo fue un instrumento de Cristo, fue un hombre que vivió su vida en Cristo. José vivía en contacto diario con el misterio, y la gran contemplativa, Santa Teresa de Jesús, promovió la devoción a él corno modelo de contemplación. Su insondable vida interior era el fundamento de su sacrificio total de sí en sumisión a Dios y disponibilidad para su servicio. Al vivir en comunión con Jesús, María y José fueron los primeros beneficiados por el amor salvífico que todas sus acciones irradiaban. San José unió perfectamente la contemplación y la acción, el amor directo a Cristo, la verdad y el amor.

V. Patrono de la Iglesia de nuestro tiempo

En tiempos difíciles para la Iglesia, el Papa Pío IX en 1870 la puso bajo la especial protección de San José, declarándolo "Patrono de la Iglesia Católica." En 1889 el Papa León XIII explicó que de igual modo que fue custodio, cabeza y defensor de la Familia de Nazaret, ahora es digno de proteger y defender a la Iglesia de Cristo. Es modelo de todo cristiano en su disponibilidad absoluta al servicio de Dios, su obediencia y fidelidad. Es patrono de esposos, padres de familia, trabajador, contemplativo y apóstoles, de toda la Iglesia universal. Aprendamos de él la oración y el servicio a la misión salvífica de Cristo. José nos indica el camino de la Alianza a las puertas del tercer milenio.

Tal y como narran los evangelios, a José lo recordamos como descendiente del linaje de David (Mt 1,20 y Mt 13,55), la estirpe humana de la que nació Jesús. Pero por encima de todo, lo tenemos en el recuerdo por su fe, por su fidelidad y por el deseo de querer seguir los deseos de Dios por muy difíciles e increíbles que parecieran. Como Patrono de Trabajo País, nos llama a ser instrumentos que nacen, viven y se arriesgan en Cristo. A hacer de nuestras vidas una custodia de Cristo, soldados que lo defienden y luchan día a día por Su Reino. A convertir nuestro trabajo en una oración constante, y a reconocerlo como un medio de santificación. Nos llama a ser hombres y mujeres de Dios, que se abandonan en sus manos y entregan su vida por un ideal santo.

Etiquetas: ,


Click here to get your own player.

..Visitas desde el 29ago2007..